Las palomas




Paseaba por un parque, donde había un antiguo castillo,
vi un hombre que daba un puñado de maiz seco a paseantes.
A mí también me dió.
Antes de echarlos, vinieron dos palomas a mi palma de mano.
Abrí los dedos para que comieran las otras palomas que estaban en el suelo.
Aunque ya no quedaba ni una miga de maiz en mi mano izquierda,
las dos palomas permanecieron un rato en mi brazo.

Reescrito en español el 6 de noviembre de 2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario