Una vuelta por el barrio

      A los españoles les gustan los paseos.(siempre existen excepciones)
      A mí también me gustan los paseos. Quizá a una americana, una australiana, un guineano, un tailandés y un urguayo también les gustan los paseos. (siempre existen excepciones)

      A mí me gustan los animales. El otro día, en una ciudad de paso, vi unos patos marrones y una pareja de ardeidas blancas, ''sagui'' en japonés, en el río gélido. Después de andar 20 minutos crucé otra vez un puente, desde donde vi otros patos marrones.

      Un día otoñal fui de paseo por un parque que había sido un campo para cacerías en el siglo XIX. Di una vuelta por el parque. En la primavera florecen almendras rosas y blancas en los almendros y el suelo al lado de un olivo centenarios se llenan de margaritas silvestres como si fuera una alfombra blanca. Yo no distinguía las margaritas salvajes y las margaritas de la floristería. Pero eran igual de preciosas. Los vecinos del barrio las cogían, igual como yo cogía amapolas salvajes en el campo primaveral. Cerca de este sitio había un solar lleno de hiervas, ahí veía unos conejos. No sé si eran salvajes o no. En cierto modo, la caserona que estaba en ruinas no parecía habitada. Ahora pienso que parecía una caserona de madera del siglo XIX. Se parecía mucho el arquitectura a la china.

      El parque tiene un camino de tierra por el que se puede andar tranquilamente y hay gente que práctica la marcha atlética, el footing, y también van en la bici. En la cima del monte había un par de meta de rugby, desde donde veía el panorama de las ciudades de luces con la carretera que se prolonga hacia el oeste de la ciudad. A veces veo desde la carretera la Coruña el panorama de la capital con el Palacio Real a la derecha, la torre Kio, las nuevas cuatro torres, el edificio que está al lado de mi casa a la izquierda y la luna brillante en el cielo.

      A veces veo un loro verde volando encima de las canastas de baloncesto y mesas de ajedrez.

      Cerca del parque hay una piscina municipal, que durante el verano hacen colas para entrar y la gente lo disfruta. Hay zonas de césped en donde uno se tumba para tomar el sol. En invierno la piscina se queda solo para una pareja de gansos. (De verdad los vi hace años!!)

      Y en el barrio hay muchos gatos callejeros. Hay de todos colores. También había uno negro, que a mí me gusta ese también. Hay una carretera ancha por el que pasan bastante coches. Un día me encontré en una escena que él(gato negro) estaba cruzando la carretera, yo cerré los ojos un instante, pero no pasó nada que el gato cruzó tranquilamente.

      Si empiezo a contar sobre otro especie como insectos, va a alargar que dejo aquí. Es maravilloso que exista un barrio como este en la capital.

Escrito el 5 de febrero de 2012.

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