Las zapatillas


      Antonio se levanta temprano, sobre las 7 de la mañana. Después de ducharse y afeitarse, se dirige hacia el kiosco por periódico. Desayuna una tostada untada con aceite de oliva, un yogur, un zumo de naranja y un café con leche, si hay frutas, hay días en que toma una pieza. Luego baja a correr durante una hora alrededor de su casa, donde hay varios parques con muchos arbustos y árboles donde a veces se ven pájaros carpintero y ardillas. Vive solo en un piso de dos dormitorios y un salón, con cocina completa y un baño con luz natural. Al volver de correr se ducha en un abrir y cerrar de ojos, y sale al trabajo, donde tarda en llegar 20 minutos. Es decorador de cine,  busca objetos para cada escena de sus películas. Lleva siempre el mismo modelo de zapatillas de una marca conocida. Aunque algunas veces llevó por capricho otros modelos de distintas marcas, no le convencieron ninguna como las que él lleva siempre. Por desgracia, desde hace un año, se ha dejado de producir y vender su modelo favorito por la brusca caída de las ventas en el mercado, que las llevaron por la moda de las zapatillas a lo del rap urbano.

     Un día encontró su modelo de siempre en internet. Seguramente, estaban olvidadas en un rincón del almacén. Las pidió por internet al proveedor y le dijo que llegaría el paquete por la mañana al día siguiente. Esa mañana también salió a correr con la intención de volver antes de las nueve, pero por encontrar a una mujer herida en la frente por la infortuna caída por defecto de la acera, la llevó a la urgencia de un hospital que estaba en el barrio. Al llegar al piso, en la rendija de la puerta, había una nota de la vecina anciana de al lado que vive sola. Llamó a la puerta de la vecina,
---¡Hola, buenos días, Antonio. Mira, acaban de traértelo, toma, -----se lo dio.
---Lo siento por haber molestado, te agradezco mucho, porque he encontrado a una mujer herida y tuve que llevarla a la urgencia. Por suerte no ha sido nada grave. Muchas gracias por recogerlo.
---De nada. Antonio, eres tan bueno como siempre. Que te vaya bien.----    
   Al abrir el paquete, no encontró las zapatillas que esperaba, sino unos frascos sellados con corcho cuyos interiores tenían pigmentos. Había por lo menos unos 50 frascos de distintos colores. Eran preciosos. Miró el papel que estaba dentro y el destinatario era una tal Lola y la dirección era al lado de su trabajo. Enseguida llamó a la empresa de paquetería para avisar que se habían equivocado, pero no cogían el teléfono, por lo que llamó a la destinataria para explicar lo que había ocurrido y si llegara el mensajero le dijera que se pusiera en contacto con él. Entonces, la mujer le contó que antes de la llamada de Antonio, ya había llegado el paquete y estaba sin abrir en su despacho. Así, fue Antonio para intercambiarse los paquetes con ella. Al entrar al despacho, vio a una mujer con una gasa fijada en el frente, era la mujer que se cayó en la acera.
Escrito el 15 de septiembre de 2011.

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